miércoles, 16 de septiembre de 2009


16 DE SETIEMBRE – “LA NOCHE DE LOS LAPICES”

Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios




La noche del 16 de setiembre de 1976 es tristemente recordada en La Plata, como la “Noche de los Lápices”. Esa noche fueron secuestrados por fuerzas de seguridad de sus respectivos domicilios y continúan hasta hoy desaparecidos: Horacio Angel Húngaro, Daniel Alberto Rasero, Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Víctor Triviño, Claudia de Acha y María Clara Cicchioni.
Los mencionados formaban parte de un grupo total de 16 jóvenes, entre 14 y 16 años de edad, que habían formado parte de una campaña pro boleto escolar.
De los detenidos el único sobreviviente fue Pablo Díaz.
A partir de la aparición de un artículo del diario “Página 12” del año 2001, se menciona también como sobreviviente a Emilce Moler, quien en oportunidad de la investigación de María Seaone y Héctor Ruiz Núñez, relativizó la importancia de su testimonio. Lo mismo que el de Patricia Miranda, que había participado en las movilizaciones por el boleto estudiantil. Ambas eran estudiantes del Bachillerato de Bellas Artes. Inicialmente habrían estado en el Pozo de Arana, como el resto de los chicos y habrían sido trasladadas posteriormente a la Brigada de Investigaciones de Quilmes, donde estuvieron hasta el 24 de diciembre de 1976 sin pasar por el Pozo de Banfield.
La mayoría, y en especial el caso que nos ocupa, reproduce una secuencia de secuestro-desaparición-tortura.
La impunidad era tal que el 62 % de los secuestros se hicieron en los domicilios de las víctimas ante testigos; el momento preferido para la desaparición de personas era la noche (las desapariciones nocturnas llegan al 62 %).



Instituto Superior de Formación Docente Nº 62
Setiembre 2009



“Día de los Derechos de los
Estudiantes Secundarios”

1977 – 16 de setiembre – 2009


LA NOCHE DE LOS LÁPICES

RECURSO

Quedan siete lápices que no tienen dueño,
con siete laureles que les dio la vida.
Se fueron del nido sin saber el rumbo,
sin el beso dulce de la despedida.

Quedaron sus padres, también sus afectos
siguiendo la huella que borraba el viento,
cavaron la tierra con sus propios dedos
buscando las culpas que no cometieron.

¿Dónde están ausentes, qué le dio la patria?
¿Cuál fue ese destino que arrancó sus alas?
¡Qué amarga es la vida, qué cruel es el tiempo,
qué larga es la espera cuando hay desaliento!

Se fueron solitos con su triste suerte,
llevando el alma la ilusión perdida,
la pena profunda de aquel desamparo
de marcha del mundo sin la mano amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario